COMERCIOS AL BORDE DEL COLAPSO: LA CRISIS ECONÓMICA GOLPEA FUERTE

El centro comercial de nuestra ciudad atraviesa uno de los momentos más críticos de los últimos años. A la caída sostenida en las ventas, se suman las elevadas cargas impositivas municipales, el incremento en los costos de servicios esenciales y el impacto indirecto de la paralización de la actividad pesquera, que dejó a cientos de familias sin ingresos por varios meses.
“El panorama es peor que durante la pandemia”, coinciden comerciantes consultados, quienes desde hace semanas vienen manifestando su preocupación en diferentes ámbitos. Algunos locales ya han bajado sus persianas definitivamente, mientras otros resisten con liquidaciones permanentes y estrategias desesperadas para atraer ventas. La postal que deja hoy el centro madrynense es desoladora: vidrieras vacías, carteles de “se alquila” y un movimiento casi nulo, incluso en pleno receso invernal.
Uno de los principales reclamos apunta contra las tasas municipales. “Con solo atrasarse dos días en el pago, la deuda se duplica”, denunciaron comerciantes, quienes califican las multas como “exorbitantes” e imposibles de afrontar. A esta situación se suma la tarifa eléctrica diferencial para el sector comercial, con valores sensiblemente más altos que los residenciales. La Cooperativa Eléctrica ya aplicó un incremento del 22% en los meses de mayo y junio, y para julio se espera una nueva suba del 9%. El resultado: boletas que superan ampliamente el millón de pesos en locales pequeños, y que muchas veces los obliga a elegir entre pagar la luz o seguir funcionando.
La falta de respuesta ha motivado a un grupo de comerciantes a iniciar una junta de firmas dirigida tanto al Ejecutivo municipal como a la Cámara de Comercio local, con el fin de exigir medidas concretas de alivio fiscal y energético. Hasta ahora, aseguran, las gestiones han sido escasas o nulas.
A esta coyuntura se suma el efecto dominó generado por la crisis del sector pesquero. Con la temporada prácticamente perdida y recién ahora en vías de una lenta reactivación, son muchas las familias que dependen de esa actividad y que dejaron de consumir, lo que repercute de manera directa en el comercio local.
Después de las 18 horas, el centro de Madryn luce desierto. Ni los vecinos ni los turistas que arriban en menor medida durante estas vacaciones parecen impulsar el consumo. La crisis es evidente y se profundiza con cada día que pasa.
Mientras tanto, los comerciantes sobreviven como pueden. Algunos con la esperanza de un repunte, otros ya sin fuerzas ni recursos para continuar.
