ASESINOS LIBERADOS, CALLES INSEGURAS: EL CASO QUE INDIGNA

La crónica policial de nuestra ciudad volvió a dejar al descubierto una inquietante realidad: delincuentes con antecedentes gravísimos, incluso por homicidios, recuperan la libertad y en poco tiempo reinciden. Esta vez, el protagonista es Nicolás “El Ruso” Hammond, quien en 2020 participó del brutal asesinato de Alan Bopp. Un caso que expone la peligrosa reincidencia de delincuentes violentos en la ciudad.
Tras cumplir su condena y recuperar la libertad en junio de este año, fue nuevamente detenido, ahora acusado de hurtos agravados utilizando un inhibidor de alarmas.
El último episodio ocurrió cuando un vecino advirtió que dos hombres manipulaban una camioneta estacionada en la vía pública. De inmediato dio aviso a la Policía del Chubut, que interceptó a Hammond y a su cómplice, Maximiliano González. En su poder encontraron elementos robados del vehículo.
Pero no era el único hecho. La fiscal Melina Leiva incorporó en la audiencia de control otra denuncia por un robo cometido el día anterior con idéntica modalidad, registrado por cámaras de seguridad en pleno centro de la ciudad.
El 11 de abril de 2020, en el barrio Comercio IV, Hammond fue partícipe secundario en el homicidio en ocasión de robo de Alan Bopp, de 21 años. Aquella madrugada, Juan Colemil Navarro lo apuñaló por la espalda, provocándole la muerte. Navarro fue condenado a 22 años de prisión, mientras que Hammond recibió 5 años tras un juicio abreviado y con declaración de reincidencia.
Apenas dos meses después de su liberación, su nombre vuelve a las páginas policiales. La jueza María Alejandra Hernández dispuso prisión preventiva para Hammond y presentaciones semanales para González, con el fin de resguardar la investigación y prevenir nuevos delitos.
En los últimos meses, los registros judiciales y policiales muestran un patrón alarmante: delincuentes con condenas firmes por homicidio, robos agravados y otros delitos violentos vuelven a circular por las calles, amparados por los plazos de cumplimiento de penas o beneficios legales. La consecuencia es un clima de creciente inseguridad en una ciudad donde, cada semana, se suman nuevas víctimas y hechos de alto impacto.
Mientras la justicia argumenta que las penas se han cumplido, la sociedad recibe el mensaje de que asesinos y ladrones reincidentes pueden volver a actuar casi de inmediato. Puerto Madryn no es ajena a esta peligrosa ecuación y sus vecinos lo saben: el caso Hammond es solo el último de una larga lista.
La pregunta es inevitable: ¿cuántas veces más deberá repetirse esta historia para que algo cambie?